Prevención

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Intoxicación por monóxido de carbono

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En épocas de frío es frecuente calefaccionar nuestros hogares. Sin embargo, antes de hacerlo es imprescindible tomar conocimiento de las precauciones necesarias para prevenir intoxicaciones debidas a la inhalación de monóxido de carbono.

El monóxido de carbono se origina a partir de la combustión incompleta de elementos como el gas natural, la madera, el carbón o el kerosene. Su propagación dentro de los ambientes que habitamos suele producirse como consecuencia de:

  • Mal estado de los artefactos utilizados para calefaccionar.
  • Ubicación de estos en lugares inadecuados.
  • Incorrecta ventilación de los espacios calefaccionados.

El monóxido de carbono es un gas inodoro, incoloro e insípido, que no produce irritación ocular ni tos, por lo que su presencia suele pasar desapercibida. En este último punto radica su altísima peligrosidad.

Si bien su presencia no puede ser notada a través de nuestros sentidos, la inhalación de niveles elevados de monóxido de carbono sí produce una serie de síntomas ante los que debemos estar alertas, como:

  • Dolor de cabeza.
  • Náuseas y posibles vómitos.
  • Debilidad.
  • Mareos.
  • Falta de aire.
  • Confusión.
  • Agitación o letargia.
  • Pupilas dilatadas.
  • Colapso y pérdida de la conciencia.
En caso de presentarse estos síntomas dentro de ambientes cerrados, la persona afectada debe abandonar inmediatamente el lugar y concurrir a un espacio abierto donde pueda respirar aire fresco. Luego, en todos los casos, deberá ser conducida al hospital más cercano, donde se le administrará el tratamiento adecuado para evitar las complicaciones y las posibles secuelas de la intoxicación.