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Los carbohidratos, ¿engordan?

Jueves 12 de Julio de 2018

Este mito parte de la errónea idea de que la presencia de hidratos de carbono en nuestra alimentación cotidiana contribuye a ganar peso y que la exclusión de los mismos a adelgazar, aunque aumentemos las calorías en base a proteínas y grasas.

Lo cierto es que sin hidratos de carbono no pueden utilizarse ni las proteínas ni las grasas, y las sustancias que se formarán durante su metabolismo deberán ser eliminadas en forma forzada por los riñones, el hígado y los pulmones, como cuerpos cetónicos.

Los carbohidratos aportan la misma cantidad de calorías que las proteínas y su función es fundamental en el equilibrio metabólico y la provisión de glucosa al cerebro, músculos y al resto de las células corporales. Por ello, no engordan por sí mismos; salvo que los consumamos hidrolizados por la industria, de modo tal que se absorben rápidamente sin necesidad de digerirlos, generando una rápida elevación de la glucosa en sangre y una rápida conversión en grasa (si no estamos haciendo una actividad física intensa).
Por ello decimos que las cuatro comidas diarias deben tener hidratos de carbono, proteínas y demás nutrientes. Esos hidratos de carbono deben ser compuestos (almidones) acompañados de fibra para enlentecer la absorción y dar disponibilidad sostenida de glucosa a todos los tejidos.  Con ello, evitamos glucemias elevadas y formación de grasa de reserva. 

Tanto el pan integral como pastas rellenas de verduras, cereales integrales, legumbres, frutas y verduras son alimentos ricos en hidratos de carbono compuestos acompañados de fibra. Mientras que los alimentos procesados (dulces, pastelería o procesados de cereales escarchados, gaseosas azucaradas y golosinas) son ricos en hidratos de carbono hidrolizados o simples, cuyo consumo deberá ser excepcional.

Es importante elegir fuentes saludables de hidratos de carbono (ricas en fibras) y tener un correcto balance entre las calorías consumidas y las gastadas en el contexto de vida sedentaria. Además, se debe tener en claro que una alimentación en la que se reduzcan los hidratos de carbono, a corto plazo, se caracterizará por una falta de energía, fatiga y menor resistencia.