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Consumo excesivo de sal: con menos sal, se salvan vidas

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En el Día Mundial del Corazón, que se celebra cada 29 de septiembre, la Organización Mundial de la Salud (OMS) exhorta a los países a tomar medidas contra el uso excesivo de la sal con el objetivo de disminuir el número de personas que padecen enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares y, así, salvar vidas.

La sal está presente en casi todo lo que comemos, ya sea porque la mayoría de los alimentos procesados o preparados la contienen en cantidades elevadas o porque se agrega cuando la comida es preparada en casa. Por lo tanto, es primordial conocer que la disminución del consumo de sal, es uno de los medios más eficaces para que los países mejoren la salud de la población.

Las enfermedades no transmisibles, como las cardíacas y los accidentes cerebrovasculares (ACV), son las principales causas de muerte prematura en el siglo XXI en todo el mundo. En nuestro país, representan el 32,5 % de las muertes que ocurren por año, por lo que la adopción de hábitos saludables como optar por una dieta balanceada, reducir el consumo de sal, realizar actividad física y evitar el tabaco, son las principales recomendaciones aportadas por el Ministerio de Salud de la Nación para prevenir los factores de riesgo de estas enfermedades.

Las personas consumen, en promedio, alrededor de 10 gramos de sal al día. Esta cifra es aproximadamente el doble de la cantidad de sal de cualquier procedencia (alimentos procesados, comidas hechas o alimentos preparados en el hogar) recomendada por la OMS.
La hipertensión arterial es, de hecho, responsable del 45 por ciento de los infartos y del 51 por ciento de los ataques cerebrovasculares, y su principal factor de riesgo es precisamente el consumo excesivo de sal.

En Argentina, ha adquirido tal preocupación el exceso en el consumo de sal por parte de la población, que en el año 2013 se sancionó una Ley que promueve la reducción del consumo de sodio. La misma plantea la reducción progresiva de la sal contenida en los alimentos procesados hasta alcanzar los valores máximos en cada grupo alimentario, regula la fijación de advertencias en los envases sobre los riesgos del consumo en exceso de sal, promueve la eliminación de los saleros en las mesas de los locales gastronómicos y fija que el tamaño máximo de los envases en los que se venda sal no supere los 500mg, estableciendo sanciones a los infractores.

Se debe regular el consumo de la sal desde la niñez: el gusto por la sal se adquiere, por lo tanto es posible educarlo. Es decir, si desde la infancia favorecemos el consumo de alimentos menos salados, en la adultez elegiremos continuar con este estilo de vida.